Un estudio pionero con imágenes ha documentado, por primera vez, los cambios que se producen en el cerebro durante el embarazo. Aunque se estima que cada año ocurren 140 millones de nuevos embarazos en el mundo y que el 85% de las mujeres experimentará al menos uno en su vida, las alteraciones neurológicas que ocurren en el cerebro durante este proceso habían sido, hasta ahora, poco comprendidas.
Con el objetivo de profundizar en este fenómeno, un equipo de investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara, liderado por Laura Pritschet, realizó un seguimiento detallado a una mujer de 38 años durante todo su embarazo, parto y los primeros años de vida de su hijo. A lo largo del estudio, la voluntaria se sometió a 26 resonancias magnéticas, comenzando tres semanas antes de la concepción y continuando hasta dos años después del nacimiento.
Los hallazgos, comparados con un grupo de control de ocho personas, revelaron que varias regiones de la corteza cerebral se redujeron en grosor y volumen durante el embarazo, según lo publicado en Nature Neuroscience. Sin embargo, las conexiones neuronales se fortalecieron y se volvieron más eficientes a partir de la novena semana de gestación, especialmente en áreas vinculadas a habilidades socio-cognitivas. Algunas zonas del cerebro, por su parte, no mostraron cambios durante todo el proceso.
Además de la reducción en el volumen y grosor cortical, los investigadores identificaron un mayor desarrollo en la microestructura de la sustancia blanca, así como un aumento en el volumen ventricular y en el líquido cerebroespinal. Estos cambios se relacionaron con las fluctuaciones hormonales, particularmente en los niveles de progesterona y estradiol. Algunos de estos cambios, como la reducción en la corteza cerebral, persistieron después del parto y hasta dos años más tarde, mientras que otros se revirtieron completamente en los primeros dos meses tras el alumbramiento.
Magdalena Martínez-García, investigadora posdoctoral en el Departamento de Ciencias Psicológicas y del Cerebro de la Universidad de California, destacó en el Science Media Centre que este estudio demuestra cómo las imágenes de precisión pueden detectar la amplia gama de cambios cerebrales que ocurren durante la gestación con un nivel de detalle sin precedentes. Los resultados también coinciden con estudios previos realizados en cohortes más grandes de madres primerizas, lo que sugiere que estos cambios cerebrales son un fenómeno común.
Susana Carmona Cañabate, investigadora principal del Grupo Neuromaternal del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón, añadió que los métodos empleados en el estudio son «sólidos» e «innovadores». La técnica utilizada, conocida como «dense-sampling», proporciona una excelente resolución temporal que permite capturar fenómenos que varían a lo largo del tiempo. Además, este estudio es pionero en combinar datos pre, durante y post embarazo, no solo analizando el grosor cortical, sino también la integridad de la sustancia blanca y el hipocampo.
Los investigadores sugieren que estos cambios neurológicos podrían estar implicados en la salud mental perinatal, los comportamientos relacionados con la crianza y el envejecimiento cerebral. Según Carmona, el siguiente paso es ampliar el estudio a más participantes para evaluar el impacto de factores como el tipo de parto, la lactancia, los síntomas de depresión y el estatus socioeconómico, entre otros.
Enfermedades como la preeclampsia, caracterizada por presión arterial alta y daños hepáticos o renales, ya habían sido relacionadas con alteraciones neurológicas. Carmona concluye que estudios como este pueden ayudar a entender, predecir y prevenir patologías mentales posparto, aunque aún falta camino por recorrer antes de hacer recomendaciones concretas.