El esquiador catalán reafirma su dominio en la modalidad de esprint, consiguiendo su segundo título mundial consecutivo en esta categoría. Mientras tanto, Ana Alonso logró una impresionante cuarta posición en una final que dejó a todos boquiabiertos.
Las altas temperaturas en Morgins (Suiza) transformaron el circuito en un verdadero horno, humedeciendo tanto la nieve que las pieles de los esquís apenas se adherían, lo que convertía el descenso en una tarea delicada. Sin embargo, Oriol Cardona, con una superioridad descomunal, cruzó la meta de manera tan destacada que su victoria parecía la de una prueba de fondo, aunque la carrera no duró más de dos minutos y medio.
Este resultado no solo le otorga a Cardona su segundo oro mundial en el esprint, sino que también asegura una plaza olímpica para un compañero de la selección española, probablemente Ot Ferrer o Iñigo Martínez de Albornoz, quien también participó en la final. Iñigo, al igual que el francés Thibaut Anselmet, decidió seguir la estela de Oriol desde el inicio. Sin embargo, en la entrada a los «diamantes» del circuito, que obligaban a los esquiadores a realizar zigzagueos, Anselmet empujó al vasco con un codazo, lo que descentró a Iñigo y lo relegó al sexto puesto, pese a haber dominado las rondas previas. El donostiarra tiene un talento innato, pero cuando se ve en cabeza, necesita sentir que está ganando; le falta un poco de suerte para alcanzar su máximo potencial.
En la final femenina, Ana Alonso no contó con la suerte, pero sí con una fe inquebrantable. A la transición final antes del descenso, la andaluza se encontraba a cinco segundos de la medalla de bronce, lo que parecía ponerle las cosas muy difíciles. Sin embargo, en la maniobra de quitar y recoger las pieles de sus esquís, bloqueando la fijación y la bota, Ana consiguió recuperar parte de su retraso. Con una técnica tan interiorizada, supo ganar tiempo donde otras perdían. El descenso final, donde adelantar es casi imposible, se convirtió en un desafío aún mayor con la nieve pegajosa que dificultaba el deslizamiento. No obstante, en los últimos metros, Alonso, impulsada por su determinación, desbordó a la suiza Caroline Ulrich en un último esfuerzo desesperado, cruzando la meta en tercera posición. Sin embargo, ambas atletas fueron sancionadas con 10 segundos de penalización por irregularidades en la llegada.
Cardona, al bajar del podio, comentó: «Este era el gran reto de mi temporada, y no ha sido nada fácil. He entrenado mucho para este momento. Ganar el oro y, además, clasificarme para los Juegos de 2026 me deja satisfecho y tranquilo». Por su parte, Ana Alonso, a sus 31 años, nunca había logrado una medalla individual en la categoría más alta, pero ahora, con el apoyo de ayudas públicas y privadas, parece estar en plena ascensión. La granadina tiene aún casi un año por delante para seguir con su crecimiento, lo que ilusiona a toda la delegación de la FEDME.
