El eterno capitán del Sevilla hace balance de una carrera de 21 años y 22 temporadas en la élite tras anunciar su retirada. Con el equipo de su vida ha conquistado cuatro Copas de la UEFA, dos Copas del Rey, una Supercopa de España y otra de Europa. En Inglaterra, sumó una Premier League y dos Copas de la Liga con el Manchester City. Hoy, el fútbol español le brindará un merecido homenaje en su hogar, el Ramón Sánchez-Pizjuán.
En un acto cargado de emociones, Navas no podrá contener las lágrimas, como ya ocurrió en cada estadio de Primera División donde recibió ovaciones de pie. Su talento innegable, combinado con una humildad y carácter que han conquistado a todos, lo han convertido en un referente dentro y fuera del campo. “No sé qué haré después del homenaje. Aún me siento futbolista, con la adrenalina de entrenar y competir. Estos meses han sido un torbellino emocional y, aunque siento inquietud, también mucha gratitud por todo lo vivido”, comenta el sevillano.
El “dueño” de la banda derecha del Sevilla y la selección española se despide dejando un legado que simboliza la pasión y superación del equipo en su etapa dorada. “Siento el cariño de la gente, y eso me conmueve. Después de tantos años, siento que he cumplido el sueño que tenía como niño: ser futbolista, jugar en el Sevilla y conseguir todo lo que he logrado. Más allá de los títulos, lo mejor ha sido hacer feliz a tanta gente”, expresa Navas, emocionado al mirar hacia atrás.
Entre sus logros, destaca con orgullo la Copa del Mundo conquistada en Sudáfrica en 2010. “Ese título es especial. Siempre soñé con ganar un Mundial y, aunque todos los trofeos con el Sevilla son importantes, el Mundial es lo máximo. Todavía sueño con aquella carrera en la final y el gol de Iniesta que hizo vibrar a un país entero”, rememora. Aquella jugada en el minuto 116 de la prórroga frente a Países Bajos, donde llevó el balón desde el área española hasta la contraria, quedará grabada para siempre en la historia del fútbol. “Ese momento me conecta con mi abuelo Antonio, que fue crucial en mi carrera. Él me llevaba en bicicleta a los entrenamientos. Pude entregarle la medalla del Mundial antes de que falleciera, y eso me llena de paz”, confiesa el palaciego, quien vistió la camiseta de la selección española en 56 ocasiones, anotando cinco goles.
No obstante, su carrera también estuvo marcada por desafíos. En los últimos cuatro años, Navas lidió con un problema crónico en la cadera que hacía que cada partido fuera un calvario. “Tras los encuentros, no podía ni andar durante días. Mi mujer me preguntaba cuándo iba a dejarlo porque el sufrimiento era enorme. Aun así, me sorprendí de mi propia fortaleza para seguir ayudando al equipo, incluso en la Eurocopa que ganamos este verano”, explica.
Este sacrificio personal le permitió mantenerse como un símbolo del Sevilla en años complicados para el club. “He querido estar en estos momentos difíciles porque sentía que debía apoyar al equipo. Este último año fue muy duro, pero creo que valió la pena. Hay un gran grupo de compañeros que entienden lo que significa vestir esta camiseta”, señala.
Navas empezó su carrera en las calles de Los Palacios, donde su habilidad llamó la atención del Sevilla desde joven. A los 18 años ya debutaba en el primer equipo, aunque enfrentó dificultades al adaptarse a la presión y la exposición mediática. “Mis inicios no fueron fáciles. Soy una persona reservada, y pasar de jugar en mi pueblo a estar en la élite en tan poco tiempo me generó mucha ansiedad. Pero, con el apoyo de mi familia y mi fe, superé esos momentos complicados”, comparte.
Ahora, aunque no tiene claro qué rumbo tomará, Navas desea ayudar a jóvenes futbolistas que atraviesen situaciones similares. “Sé lo difícil que es manejar esa presión a una edad tan temprana. Creo que puedo aportar mi experiencia para que otros no se sientan solos”, afirma.
Al reflexionar sobre su trayectoria, Navas recuerda a compañeros que marcaron su vida. “Pienso en muchos amigos y entrenadores. Reyes y Puerta, que ya no están, ocupan un lugar especial en mi corazón. También Capel y, sobre todo, Kanouté, con quien tengo una relación muy especial. Nos seguimos viendo cada verano con nuestras familias”, cuenta.
Consciente de su impacto en el fútbol español, Jesús Navas se prepara para recibir el homenaje que merece, cerrando un capítulo inolvidable en su vida como jugador y dejando un legado imborrable en el corazón de los aficionados.