En una jornada crucial para la pugna por LaLiga, el Real Madrid respondió con solidez ante el Girona y se impuso por 2-0, manteniéndose en la pelea por el liderato junto al Barcelona. La victoria, sin embargo, no fue sencilla: el equipo de Carlo Ancelotti generaba peligro, pero carecía de precisión en el remate hasta que apareció Luka Modric, quien con un gol magistral desbloqueó el encuentro y reafirmó su estatus de leyenda en el Santiago Bernabéu.
Un gol con aroma de nostalgia
El croata, a sus 38 años, sigue siendo el faro del Madrid. En una noche donde los delanteros no encontraban la manera de batir a Gazzaniga, fue él quien desatascó el partido con una acción de pura genialidad. Tras un despeje en un córner, controló con el pecho y, antes de que el balón tocara el suelo, lo golpeó con una parábola imparable. La reacción del público fue unánime: primero, una explosión de júbilo; después, un murmullo de asombro y una pizca de nostalgia anticipada, consciente de que el final de la era Modric está cada vez más cerca.
El Bernabéu lo ovacionó al ser sustituido en el minuto 85, con una despedida que se sintió casi definitiva. Pero mientras siga en el campo, el croata continúa dirigiendo los hilos del equipo con su inteligencia y ritmo inquebrantables.
Un Madrid que toma aire antes de nuevos retos
El triunfo contra el Girona era vital tras los tropiezos recientes ante Espanyol y Osasuna. Además, servía para ajustar piezas antes de un calendario exigente: el miércoles espera la ida de la semifinal de Copa del Rey ante la Real Sociedad, y la semana siguiente, el primer asalto de los octavos de final de la Champions frente al Atlético de Madrid.
En este contexto, Ancelotti aprovechó para recuperar a David Alaba, quien regresó a la titularidad tras más de un año de ausencia. Junto a Raúl Asencio, ofreció una actuación correcta, permitiendo el descanso de Rüdiger, uno de los jugadores más sobrecargados de la plantilla. También rotó Fede Valverde, habitual intocable en el once, y Bellingham, ausente por sanción, dejó su lugar a Brahim Díaz.
Un Girona sin brillo y un Madrid insistente
El Girona llegaba en un momento delicado. Tras haber sorprendido en la primera mitad de la temporada, el equipo de Míchel había encadenado nueve derrotas en doce partidos desde diciembre, lo que lo convirtió en un rival accesible para el Madrid. En el Bernabéu, se mostró cauto y replegado, con una línea de cinco defensores para frenar el ataque blanco.
El equipo de Ancelotti monopolizó la posesión desde el inicio, con Rodrygo y Brahim abiertos por las bandas y Vinicius y Mbappé más centrados. Sin embargo, a pesar del dominio, las oportunidades no terminaban de concretarse. Courtois, por su parte, tuvo que intervenir en un par de intentos aislados del Girona, pero el mayor peligro llegaba en campo contrario.
Los atacantes madridistas sufrían en la definición. Mbappé, desesperado, veía cómo sus tiros se perdían cerca del arco o se estrellaban en el larguero. Vinicius, por su parte, intentaba desequilibrar sin éxito, hasta que finalmente encontró su recompensa en el minuto 82, marcando su primer gol en LaLiga desde noviembre tras una rápida combinación con el propio Mbappé.
Con este resultado, el Real Madrid sigue en la pelea por el campeonato, empatado con el Barcelona y un punto por encima del Atlético. La batalla por el título continúa, y con Modric todavía en escena, el Madrid mantiene su luz encendida.