Después de 16 temporadas defendiendo la camiseta rojiblanca, Óscar De Marcos (Laguardia, 35 años) ha anunciado que colgará las botas al final de esta campaña. El veterano futbolista del Athletic Club, quien igualó el pasado domingo a Iker Muniain como el segundo jugador con más partidos en la historia del club, cumple así su promesa de que la elástica bilbaína sería la última que vestiría como profesional.
Pese a haber debutado en Segunda División con el Alavés, su destino siempre estuvo ligado al equipo de San Mamés. Hijo del presidente de una peña rojiblanca en su pueblo, soñó desde niño con jugar en el Athletic. “He cumplido con creces todos mis sueños”, confesó emocionado ante sus compañeros en Lezama. “El año pasado, además, logré el más grande de todos: sacar la gabarra y hacerlo desde dentro”.
Un salto inesperado y la confianza de Bielsa
Desde su llegada en julio de 2009, su historia ha sido la de un jugador polivalente y comprometido. En sus primeras horas con el equipo en la concentración de Isla Canela (Huelva), aún sin asimilar su fichaje, repetía a los periodistas: “Yo vengo para el Bilbao Athletic, ¿eh?”. Sin embargo, Joaquín Caparrós no tardó en integrarlo al primer equipo, haciéndolo debutar en la previa de la Liga Europa frente al Young Boys, el mismo día que Iker Muniain. Su primer gol con el Athletic llegó poco después, en la Supercopa ante el Barcelona en San Mamés.
Pero su verdadero punto de inflexión llegó con Marcelo Bielsa, quien lo convirtió en un fijo en su esquema, primero como volante ofensivo y luego adaptándolo a diferentes roles según lo necesitara el equipo. Su carácter y sacrificio conquistaron al técnico argentino, especialmente tras un episodio que define su espíritu inquebrantable: jugó una hora ante el Zaragoza con un desgarro en el escroto y la uretra, vendándose él mismo en el descanso. Tras el partido, requirió 25 puntos de sutura y una semana con sonda.
Un jugador para todas las posiciones y un referente en San Mamés
Con el paso de los años, De Marcos fue adaptándose a diferentes posiciones, hasta consolidarse como lateral derecho. Su entrega y regularidad hicieron que todos los entrenadores que pasaron por el banquillo lo consideraran un pilar del equipo. Sin embargo, una lesión de tobillo lo tuvo al borde de la retirada hace cinco años. Pese a ello, se sobrepuso y regresó a su mejor nivel, manteniéndose en el once titular hasta la actualidad.
Fiel a su palabra, decidió renovar año tras año, dejando en manos del club el momento de su adiós. “Solo me iré cuando el Athletic lo decida o cuando sienta que ha llegado el momento”, repetía. Y ese momento ha llegado.
Una despedida con un último reto en el horizonte
“Lo anuncio ahora porque quedan tres meses ilusionantes y no quiero que mi decisión distraiga a nadie”, explicó el capitán rojiblanco. En tono distendido, bromeó con Iñaki Williams: “Somos muy amigos, pero no quiero que me dediques ningún gol por esto”.
Antes de colgar las botas, aún le queda un último sueño por cumplir. No lo dice abiertamente, pero sus palabras en el vestuario lo sugieren: “Es muy difícil, pero lo podéis hacer”. El Athletic sigue en la lucha por la Copa del Rey. ¿Será posible una última gabarra con De Marcos como protagonista?