El surrealismo, con su capacidad para romper moldes y desafiar las normas estéticas, ha encontrado un nuevo terreno de expresión en el diseño contemporáneo. Cada vez más creadores adoptan este enfoque artístico para dar forma a narrativas únicas, apartándose de los estándares tradicionales. La reciente edición de Maison & Objet en París marcó el inicio de la temporada de ferias con un concepto clave: Sur/Reality. Esta tendencia, una especie de renacimiento del surrealismo un siglo después, explora la irracionalidad mediante la fantasía, la distorsión, el humor y la poesía.
Esta corriente busca despertar la creatividad adormecida, alejándose de la perfección y la lógica estricta. Los diseñadores de esta nueva ola generan objetos y espacios que sorprenden y seducen, dirigiéndose a un público que anhela lo inusual. Algunos de estos diseños parecen salidos de la imaginación de una inteligencia artificial, y en algunos casos, efectivamente lo son, empleando herramientas digitales como parte del proceso creativo. Pero, más allá de los medios, todos comparten el deseo de romper con la estética convencional. Los principales exponentes de esta corriente suelen identificarse más como artistas que como diseñadores, aunque sus obras, aunque funcionales, suelen comercializarse en galerías.
Maison & Objet otorgó este año el título de Diseñadora del Año a la británica Faye Toogood, una creadora que rechaza etiquetas y transita entre el diseño, la escultura y la moda. Conocida por piezas icónicas como la butaca Roly Poly, sus diseños esculturales y orgánicos desafían la lógica industrial, incluso cuando recurren a procesos de producción avanzados. Su reciente creación, el asiento Squash para Poltrona Frau, es un ejemplo perfecto de su enfoque.
Otro nombre destacado de este movimiento es Lara Bohinc, diseñadora eslovena afincada en Londres. Sus obras, que mezclan distorsión, fantasía y formas extravagantes, parecen trasladar al espectador a un universo completamente nuevo. Bohinc trabaja con materiales como mármol y metales, produciendo piezas que se sitúan en la intersección entre lo artístico y lo funcional, muchas veces comercializadas directamente por ella o a través de galerías.
En el ámbito de lo digital, Andrés Reisinger se posiciona como un creador que desafía la percepción de la realidad. Su trabajo combina lo tangible y lo imaginado, generando paisajes y espacios surrealistas a través de la tecnología. En el Moco Museum de Ámsterdam se puede disfrutar de su exposición Dreams, que incluye la instalación Take Over Elastic, unas enormes estructuras inflables de color rosa con formas biomórficas que evocan un futuro espacial fluido y flexible.
Por su parte, el arquitecto Carmelo Zappulla, del estudio External Reference, incorpora el surrealismo a sus diseños a través de la innovación tecnológica y la inspiración artística y biológica. Un ejemplo destacado es la tienda de la marca de joyería La Manso en Barcelona, con interiores que desafían la percepción mediante formas orgánicas y fluidas elaboradas con impresión 3D.
También hay quienes llevan el humor al diseño, como el estudio alemán Llot Llov con sus lámparas Fran, cuyos flecos de rafia recuerdan cabellos o incluso fregonas, o Kelly Wearstler, que sorprende con su colección Nudo para Arca, donde piezas de mármol evocan grandes madejas de hilo. Otros diseños, como los taburetes Nigiri de Dibloo Estudio, aluden con ingenio a la gastronomía japonesa, mientras la consola Weaver de Elliat Rich transforma el nailon en una especie de Cousin Itt de los Addams.
La historia del surrealismo en el diseño encuentra su continuidad en creaciones como las lámparas de Pia Maria Raeder, cuya serie Sea Anemone recuerda las inspiraciones marinas de Salvador Dalí. Estas piezas son parte de la exposición Eccentric, que puede visitarse en la Pinakothek der Moderne de Múnich hasta el 27 de abril. Este neosurrealismo no solo desafía las normas, sino que invita a los usuarios a soñar, sorprenderse y reinterpretar lo cotidiano, estableciendo un diálogo entre lo funcional y lo artístico.