Con 80 años de historia, Suárez se ha consolidado como una de las firmas de joyería más prestigiosas de España. Lo que comenzó en 1943 como un pequeño taller de 20 metros cuadrados en el casco viejo de Bilbao, se ha transformado en una empresa familiar que combina tradición, innovación y un enfoque profundamente personalizado en la creación de joyas. Actualmente, la tercera generación lidera su expansión internacional, llevando su filosofía y excelencia a mercados como México, Portugal y Arabia Saudí.
La historia de Suárez está marcada por momentos de éxito, pero también por desafíos y tragedias. Sus fundadores, Emiliano Suárez Faffián y Sara, fallecieron en un accidente de tráfico en 1974, dejando a sus hijos Emiliano y Benito al frente del negocio. Con menos de 30 años, los jóvenes asumieron el reto, expandiendo la marca primero en Bilbao y luego a Madrid, donde en 1982 inauguraron su icónica tienda en el número 63 de la calle Serrano. Desde entonces, Suárez ha crecido hasta contar con 62 puntos de venta y diversificar su oferta con marcas como Aristocrazy, lanzada en 2010, orientada a un público más joven y desenfadado.
Arte y Emoción: El Servicio Sur Mesure
Uno de los pilares del éxito de Suárez es su exclusivo servicio Sur Mesure, que permite la creación de piezas completamente personalizadas. “Más que joyas, creamos emociones; piezas que celebran momentos únicos como bodas, nacimientos, o autorregalos”, explica Giovanna de Peverelli, diseñadora de la firma desde 1991. Desde su relanzamiento en 2018, este servicio combina técnicas artesanales con las últimas tecnologías, como la impresión 3D y herramientas de inteligencia artificial, que optimizan los diseños sin perder el toque humano.
El proceso de creación puede extenderse entre 5 y 12 semanas, involucrando a un equipo multidisciplinar compuesto por diseñadores, gemólogos, expertos en calidad y técnicos en 3D. Cada detalle se cuida con esmero, desde la selección de materiales hasta la interacción con el cliente. “En la primera visita recopilamos sus preferencias; en la segunda, presentamos bocetos y prototipos de resina a escala real para ajustar detalles antes de iniciar la fabricación”.
La selección de piedras preciosas es otro aspecto distintivo. La familia Suárez participa directamente en la compra de gemas, asegurándose de cumplir sus rigurosos estándares de calidad. Solo el 0,5% de las piedras revisadas pasa el proceso de selección. En los anillos de compromiso, el diamante sigue siendo el protagonista, seguido por los zafiros, especialmente los de tonalidades azul y rosa. Los estilos neovintage y art déco son los preferidos por una clientela que asocia estas tendencias con el sello de Suárez.
Reinvención y Crecimiento
A lo largo de los años, Suárez ha sabido adaptarse a los cambios del mercado y a las nuevas generaciones. En 2008, en plena crisis económica, la firma apostó por diversificar su oferta y expandirse. Esto incluyó la apertura de más de 20 puntos de venta en El Corte Inglés y la introducción de líneas más accesibles, como la de plata, que atrajeron a un público más joven y variado. “La democratización de la marca nos permitió llegar a más clientes, pero manteniendo siempre nuestros altos estándares de calidad”, afirma De Peverelli.
Además de conectar con las nuevas generaciones a través de piezas más asequibles, Suárez ha lanzado colecciones especiales que celebran la cultura y el arte. Entre ellas, destacan las inspiradas en Frida Kahlo y las colaboraciones con artistas como Okuda San Miguel.
Reconocimientos y Proyección Internacional
En 2019, la Asociación de la Empresa Familiar de Madrid reconoció a la familia Suárez como “Familia Empresaria del Año”, destacando su contribución al sector y su capacidad de innovación. Según De Peverelli, el éxito internacional de Suárez radica en su enfoque en la calidad, la elegancia y la atemporalidad. Esto les ha permitido conquistar mercados como el portugués y el mexicano, donde los consumidores valoran la excelencia en la elaboración de piezas únicas.
La firma celebra su 80 aniversario con la misma filosofía que ha guiado su trayectoria desde el principio: transformar materiales preciosos en joyas cargadas de significado, y, sobre todo, emociones.
