La Vella Flor: la sofisticada tienda de muebles de un soñador que dejó la ganadería para seguir su pasión

“Siempre tuve una forma de ver el mundo que no encajaba con los intereses de la gente de mi pueblo”, confiesa Martí Angrill. Desde niño, Angrill sabía que era diferente. Mientras sus compañeros en Oliana, un pequeño pueblo en la comarca catalana del Solsonès, se sentían cómodos en la rutina del campo, él soñaba con diseño y elegancia. Aunque el destino parecía atado a la ganadería familiar, con los años decidió tomar un giro radical en su vida para perseguir su verdadera pasión: la decoración.

Martí, ahora con 50 años, creció en una familia dedicada al ganado y la agricultura, pero su interés siempre estuvo en otro lugar. “Prefería ir con mi madre a tiendas de muebles y ropa antes que jugar al fútbol”, recuerda. A pesar de sus inclinaciones, asumió el rol de heredero en la explotación ganadera durante su juventud, aunque nunca se sintió identificado. Llegada la treintena, optó por restaurar antiguas masías familiares para convertirlas en alojamientos turísticos llenos de encanto y personalidad.

Del turismo rural al interiorismo de lujo

El primer proyecto de Angrill fue L’Avellana, una masía del siglo XVIII que restauró y decoró con un estilo único, combinando tradición y sofisticación. Más tarde, hizo lo mismo con Cirera d’Avall & Spa, un segundo alojamiento rodeado de naturaleza. Ambos negocios sentaron las bases de su éxito y consolidaron su inconfundible estética, pero él quería más.

Así nació La Vella Farga, un hotel boutique de lujo situado en una antigua masía en ruinas que él mismo reformó junto a su esposa, Gemma Ribera. Este lugar, reconocido con el prestigioso sello Relais & Châteaux, combina el encanto rural con interiores diseñados al detalle, donde cada una de las 15 habitaciones tiene su propia identidad. Para Angrill, la búsqueda de muebles y objetos antiguos es una pasión que le lleva a recorrer anticuarios y mercadillos, acumulando auténticos tesoros que a menudo restaura personalmente.

El nacimiento de La Vella Flor

El éxito de sus proyectos despertó la curiosidad de sus clientes, que comenzaron a preguntar por los muebles y objetos que decoraban sus espacios. Así surgió Heritage, una pequeña tienda en una de las cámaras de La Vella Farga donde comenzó a vender sus hallazgos. Sin embargo, este espacio pronto quedó pequeño para la cantidad de piezas que Angrill acumulaba.

Hace poco más de un mes, abrió las puertas de su mayor aventura hasta ahora: La Vella Flor, una concept store de más de 1.500 metros cuadrados en Solsona, la capital comarcal. Este sofisticado espacio incluye tres áreas diferenciadas: una floristería y tienda de objetos pequeños como velas o cosméticos; una sala principal con muebles restaurados y complementos modernos; y un rincón gastronómico con cafetería de día y tapas de noche.

El evento de inauguración reunió a todo el pueblo y figuras destacadas como Antonia Dell’Atte, reflejando la autenticidad y eclecticismo que caracteriza a Angrill. Aunque reconoce que abrir una tienda de estas dimensiones en un pequeño pueblo es un desafío, confía plenamente en su visión: “Quizás estoy arriesgando demasiado, pero también me decían que lo de La Vella Farga era una locura”.

Pasión, raíces y creatividad sin límites

La Vella Flor es mucho más que una tienda de muebles; es la materialización del amor de Angrill por el diseño y su compromiso con su tierra natal. A pesar de sentirse diferente durante su infancia, siempre ha mantenido un fuerte vínculo con su familia y su origen rural. “Todos mis sueños los he cumplido aquí, cerca de los míos”, afirma con orgullo.

Con una mezcla de objetos antiguos y contemporáneos, espacios cuidadosamente diseñados y su inagotable energía creativa, Martí Angrill demuestra que apostar por uno mismo y seguir la pasión puede transformar incluso el rincón más inesperado en un epicentro de estilo y sofisticación.